Evangelio: (Mc 10, 35-45)
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir».
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?».
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».
Contestaron: «Podemos».
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo:
«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».
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Santa Faustina anotó en su Diario (D. 184, 282, 267, 270)
(…) Trato contigo como un niño para enseñarte la humildad y la sencillez.
Veo cada humillación de tu alma y nada se escapa a Mi atención; elevo a los humildes hasta Mi trono, porque así es Mi voluntad.
Quien quiera aprender la verdadera humildad, medite la Pasión de Jesús.
Sin humildad no podemos agradar a Dios. Ejercítate en el tercer grado de la humildad, es decir no solamente no recurras a explicaciones y justificaciones cuando te reprochen algo, sino que alégrate de la humillación.
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➡ Sin humildad, no podemos agradar a Dios. Dios eleva a los humildes a su trono. ¿Soy consciente de mi orgullo y pido el don de un corazón humilde y sencillo?
➡ Doy gracias a Jesús por sus Palabras y le pido el don del Espíritu Santo para limpiarme de todo orgullo y arrogancia.