XIX Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio(Jn 6, 41-51)

Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?» Jesús les respondió: «No murmuren entre ustedes. «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»

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Santa Faustina anotó en su Diario (D. 367, 1135)

Mi corazón esta colmado de gran misericordia para las almas y especialmente para los pobres pecadores. Oh, si pudieran comprender que Yo soy para ellas el mejor Padre, que para ellas de Mi Corazón ha brotado Sangre y Agua como de una fuente desbordante de misericordia.

Este conocimiento más profundo de Dios me da una total libertad, libertad espiritual y nada puede perturbar mi estrecha unión con Él; ni siquiera las potencias angélicas son capaces de hacerlo. Siento que soy grande cuando estoy unida a Dios. Qué felicidad la de tener el conocimiento de Dios en el corazón y vivir con Él en una estrecha intimidad.

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  • Hoy Jesús me habla del Padre que Él mismo me atrajo a Su Hijo amado para que tuviera vida, la vida eterna. 
  • ¿Me dirijo a Dios el Padre en mis oraciones y le agradezco por Su inconcebible amor misericordioso por mí?
  • Esta semana trataré de orar por la gracia de comprender que Dios es el mejor Padre para mí.