XII Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio(Mc 4, 35-41)

«Al atardecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos a la otra orilla del lago.» Despidieron a la gente y lo llevaron en la barca en que estaba. También lo acompañaban otras barcas. De pronto se levantó un gran temporal y las olas se estrellaban contra la barca, que se iba llenando de agua. Mientras tanto Jesús dormía en la popa sobre un cojín. Lo despertaron diciendo: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» El entonces se despertó. Se encaró con el viento y dijo al mar: «Cállate, cálmate.» El viento se apaciguó y siguió una gran calma. Después les dijo: «¿Por qué son tan miedosos? ¿Todavía no tienen fe?» Pero ellos estaban muy asustados por lo ocurrido y se preguntaban unos a otros: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?»”.

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Santa Faustina anotó en su Diario (D. 103, 589)

No tengas miedo, hija Mía, Yo estoy contigo. En aquel mismo momento desaparecieron todas las tinieblas y los tormentos, los sentidos [fueron] inundados de una alegría inconcebible, las facultades del alma coladas de luz.

El amor expulsa el temor del alma. Desde que amé a Dios con todo mí ser, con toda la fuerza de mi corazón, desde entonces cedió el temor y aunque me digan no sé qué de su justicia, no le tengo miedo en absoluto, porque lo conocí bien: Dios es el Amor y su Espíritu es la paz. Y ahora veo que mis obras que surgieron del amor son más perfectas que las obras que cumplí por temor. He puesto mi confianza en Dios y no tengo miedo de nada, me he entregado totalmente a su santa voluntad; que haga de mi lo que quiera y yo, de todas maneras, Lo amaré siempre.

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  • Jesús, que es Señor absoluto de todo, me hace hoy una pregunta muy concreta: ¿Por qué tienes miedo? Sinceramente le contaré a Jesús acerca de mis miedos, preocupaciones, tormentas en la vida …
  • Dios, que está conmigo constantemente, me dice: ¡No temas, yo estoy contigo!
  • Durante mi oración personal, pediré la intercesión de santa Faustina, para poder confesar con ella: he puesto mi confianza en Dios y no tengo miedo de nada, confío completamente en Su santa voluntad de ella;  que haga lo que quiera conmigo, yo seguiré amándolo.