¡Así es el Corazón de Dios! No tiene límite para perdonarnos y concedernos sus dones. El mismo Jesús se lo dijo a Santa Faustina: toma tantos tesoros de Mi Corazón cuantos puedas llevar… ¿De qué manera? Con una oración llena de apertura y el deseo de conocer y cumplir no nuestra voluntad sino la voluntad de Dios, con misericordia hacia los demás y, lo más importante, con la confianza en Dios expresada por una actitud de gratitud por todo lo que ya he recibido y lo que espero recibir. Jesús desea darnos mucho, ya ahora. Él quiere que seamos realmente felices. Él nos anima a tomar las gracias del tesoro de Su Corazón con el recipiente de la confianza no solo para nosotros, sino también para el prójimo. Como Él mismo explicó: invita a las almas con las cuales estás en contacto a confiar en Mi misericordia infinita. Oh, cuanto amo a las almas que se Me han confiado totalmente, haré todo por ellas (D. 294). Me alegro de que pidan mucho, porque Mi deseo es dar mucho, muchísimo. Me pongo triste, en cambio, si las almas piden poco, estrechan sus corazones (D. 1578).
La solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús es una ocasión especial para abrazar el corazón de Dios, escuchar cómo late … PARA MÍ.