Séptimo día con el Espíritu Santo

A lo largo del día consideraré el siguiente fragmento del Diario de Santa Faustina:

El Espíritu Santo no habla a un alma distraída y charlatana, sino que, por medio de sus silenciosas inspiraciones, habla a un alma recogida, a un alma silenciosa (D. 552). Procuro ser fiel al Espíritu Santo durante el día y satisfacer sus exigencias. Procuro el silencio interior para poder oír su voz… (D. 1828).

Ven, Espíritu Santo, concédeme mansedumbre y silencio interior, para que pueda seguir fielmente Tus inspiraciones y cumplir con amor la voluntad de Dios en mi vida.