Consideraré estas palabras:
„…no temas acoger a María.” (Mt 1, 20)
y,
«Viviré este Adviento según las indicaciones de la Santísima Virgen: con mansedumbre y humildad» (D. 792).
Cada día (hasta el próximo domingo), con la ayuda de la gracia de Dios:
- Intentaré planificar mi día con María, y, siendo consciente de su cercanía, viviré cada trabajo, descanso, cada reunión y todas mis tareas.
- Con humildad, es decir, con confianza en Dios, gratitud y paciencia, aceptaré todo lo que me suceda en estos últimos días antes de Navidad.
- Le pediré a María que silencie mi corazón, que me recuerde lo que es más importante en estos días y que prepare en mi corazón sitio para Jesús.