A lo largo del día consideraré el siguiente fragmento del Diario de Santa Faustina:
Hija Mía, te recompenso por la pureza de la intención que has tenido en el momento de actuar. Se ha alegrado Mi Corazón de que en el momento de actuar hayas tenido presente Mi amor y esto de modo tan evidente; todavía ahora sacas provecho de ello, y es la humillación. Si, niña Mía, deseo que siempre tengas una pureza de intención en tus más pequeñas iniciativas (D. 1566).
Ven, Espíritu Santo, concédeme la pureza, para que todo lo que haga, no lo haga para mi, sino para Tu gloria.