El Día Mundial del Enfermo dirige nuestra atención hacia las personas que sufren. A pesar del gran progreso de la medicina, todavía hay enfermedades que no podemos curar. Una enfermedad repentina de un miembro de la familia u otra persona cercana, cambia no solo el sentido y las prioridades de su vida, sino también la vida de sus familiares más cercanos.
La hermana Faustina luchó contra la tuberculosis durante casi toda su vida religiosa, y nos dejó valiosos comentarios que nos pueden ayudar en los momentos en los que experimentamos la debilidad o acompañamos a los enfermos. Escribió: Sucede frecuentemente en la enfermedad, como con Job en el Antiguo Testamento: cuando uno camina y trabaja, todo está bien y perfecto, pero si Dios envía una enfermedad, el número de amigos empieza a disminuir.Pero si están todavía, se interesan por nuestro sufrimiento, y lo demás.Pero si Dios envía una enfermedad más larga, también estos amigos fieles comienzan a abandonarnos poco a poco.Nos visitan con menos frecuencia y a menudo sus visitas producen sufrimientos.En vez de consolarnos, nos reprochan algunas cosas que nos hacen sufrir mucho y el alma, igual que Job, está sola; pero felizmente no está sola, porque Jesús Hostia está con ella.después de haber probado los sufrimientos mencionados anteriormente y haber pasado toda la noche en amargura, por la mañana, cuando el capellán me trajo la Santa Comunión, con fuerza de voluntad tuve que dominarme para no gritar a plena voz:Bienvenido verdadero, único Amigo.La Santa Comunión me da fuerza para sufrir y luchar. Quiero decir todavía una cosa que he experimentado:cuando Dios no envía ni muerte ni salud, y eso se prolonga durante años, las personas que nos rodean se acostumbran y tratan a uno como si no estuviera enfermo.Entonces empieza una serie de martirios silenciosos; solamente Dios sabe cuantos sacrificios le ofrece tal alma (D. 1509). Cuando uno está débil y enfermo hace continuos esfuerzos para lograr hacer lo que todos hacen normalmente; sin embargo no siempre es posible poder hacer “lo normal”, pero Te agradezco, Jesús, por todo.No la grandeza de la obra sino la grandeza del esfuerzo será premiada (D.1310).
En este punto, queremos dar las gracias a todos los voluntarios y miembros de la asociación «Faustinum» involucrados en la ayuda a los enfermos en hogares de ancianos y hospicios.