ES REAL

Por el don de la Eucaristía, Jesús, con su Alma, Cuerpo, Sangre y Divinidad, se encuentra bajo la cobertura del Pan en nuestros corazones. Junto con Él, también Dios Padre y el Espíritu Santo entran en nuestro interior con Su Divinidad. Así nos convertimos en un hogar del Dios Triuno. Es asombroso tener un Invitado así en el corazón, con tal Poder de Amor. No es de extrañar que el Apóstol de la Misericordia, después de comulgar, escribiera: Siento que Dios está en mi corazón. Y el hecho de sentir a Dios en el alma, no me impide en absoluto cumplir mis tareas; incluso cuando me dedico a los más importantes asuntos que requieren atención, no pierdo la presencia de Dios en el alma y quedo estrechamente unida a Él. Con Él voy al trabajo, con Él voy al recreo, con Él sufro, con Él gozo, vivo en Él y Él en mi. No estoy nunca sola, ya que Él es mi compañero permanente… (D. 318).  Que podamos vivir el misterio de la presencia verdadera y real de Dios en la Sagrada Hostia hoy en la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo y cada día.