La tercera noticia que te ayudará en la lucha es esta: tu enemigo ya ha sido derrotado. Has sido redimido, Dios lavó tus pecados con su sangre. Él hizo lo mismo con aquellos por los que ahora estás luchando. Recibió todos los golpes que el oponente quería darte. Él pagó por esta lucha, pero no como sucede cuando alguien «compra un partido». Dejó que los clavos traspasaran sus manos y sus pies. Y antes fue flagelado para que nunca dudaras de que te protegería en cada momento de tu vida, no huiría ni se retiraría de la lucha por ti. Entonces, ¿por qué te rindes tan a menudo? Cuando el aburrimiento y el desanimo llamen a tu corazón, huye de ti misma y escóndete en Mi Corazón – aconsejó a Jesús a la hermana Faustina – No tengas miedo de la lucha a menudo el solo valor atemoriza las tentaciones, y no se atreven a atacarnos. Lucha siempre con esta profunda convicción de que Yo estoy a tu lado (D. 1760). ¡Tienes todo lo que necesitas para la victoria! Ten la seguridad de que te miro y te apoyo – Jesús también te invita a ti – no tengas miedo de la lucha, a menudo el solo valor atemoriza las tentaciones, y no se atreven a atacarnos. Lucha siempre con esta profunda convicción de que Yo estoy a tu lado (D. 1760). Incluso si en la tercera semana de la lucha de Cuaresma te das cuenta de que has sido derrotado por la tentación o que la persona por la que estás luchando ha tenido este problema, Dios te dice hoy: ¡No te rindas! El que te redimió entrará en el ring y te levantrá. Cuando seas noqueado tu enemigo no podrá contar hasta diez esperando a que termine la lucha.
