Es necesario que contemplemos el misterio de la Ascensión de Jesús. ¿Por qué? Para tocar el Cielo aquí en la tierra. ¿De qué manera? La Campeona de escalada en las bóvedas celestes, la Santa Sor Faustina, viene a ayudarnos. Queriendo alcanzar los picos de la santidad, un día decidió: no dejarse llevar por el frenesí del trabajo, [e] interrumpir un momento para mirar hacia el cielo (Diario, 226). Esta es una muy buena práctica. Para no distraernos del verdadero Sentido de la vida y de su Propósito, para no olvidarnos del prójimo en nuestra vida cotidiana, debemos mirar al Cielo, debemos recordarnos constantemente que Dios está entre nosotros, tanto en nuestros deberes como en nuestras relaciones; Él también está en nosotros y nuestro corazón puede ser el cielo para Él (D. 238).Jesús extrañaba mucho a su Padre. Era consciente de que Su verdadera Patria está en el Cielo, en unión íntima con el Padre. En la vida diaria, también dentro de sus responsabilidades, acordémonos de tomar un rato para mirar al Cielo. Es decir, tratemos de adoptar los ojos de Dios para percibir nuestra vida cotidiana y a nuestros prójimos, para atraer el poder de Dios para cumplir nuestros asuntos cotidianos con Su amor y PARA ESTAR CON ÉL quien con amor eterno nos ha amado y por tanto nos soportó con Su misericordia (ver Jer 31, 3). Entonces experimentaremos lo que la Santa Sor Faustina encontró en la tierra: el amor, es el cielo que nos está dado ya aquí en la tierra (D. 278). Dejemos que el Misterio de la ascensión al Cielo madure en nosotros todos los días.
