Es muy importante en nuestra vida diaria encontrar tiempo para descansar, para respirar un momento. Dios mismo – Cristo, era consciente de ello y viendo las dificultades de los apóstoles, les recomendó que descansaran en silencio y en soledad (Mc 6, 31). A Santa Faustina también la animó con estas palabras: Apoya tu cabeza en Mi brazo y descansa y toma fuerza (D. 498). Aprovechemos nosotros también esta invitación de Dios.
El ser humano no puede trabajar sin interrupción y estar constantemente a toda velocidad. Necesita momentos de silencio, detenerse para organizar sus pensamientos, para reflexionar sobre lo que es realmente importante en la vida. Esto es necesario para el buen funcionamiento de la psique humana y para la salud de todo nuestro cuerpo.
Sin embargo, lo más importante es que nuestro descanso no se llene solo con la preocupación por la regeneración del cuerpo, sino también del espíritu. Así que es bueno, durante las vacaciones, y a lo largo deldía, pasar tiempo con Dios.
En el tiempo de oración apoya tu cabeza en Su hombro, sumerge en Él con confianza todas las preocupaciones, temores, planes y no le des vueltas a todos los asuntos actuales. Apaga el teléfono, incluso unas cuantas horas para mirar a Jesús a los ojos con calma, respira con gratitud por este momento de encuentro con Él en silencio. También vale la pena permanecer en esos momentos de «desierto» con aquellos a quienes tanto amamos y a quienes no dedicamos suficiente tiempo… Descansemos con Dios, descansemos con nuestros allegados para así obtener fuerzas para amar cada vez más.