Hoy me uní estrechamente a la Santísima Virgen, viví sus momentos íntimos. Por la noche, antes de partir “oplatek”, entré en la capilla, para intercambiarlo espiritualmente con las personas queridas y pedí a la Virgen las gracias para ellas. Mi espíritu estaba sumergido completamente en Dios. Durante la Santa Misa de Medianoche vi al Niño Jesús en la Hostia; mi Espíritu se sumergió en Él. Aunque era un Niñito, su Majestad penetró mi alma. Me impresionó profundamente este misterio, este gran humillarse de Dios, este inconcebible anonadamiento Suyo. Durante toda la fiesta de la Navidad lo tuve vivo en el alma. Oh, nosotros nunca comprenderemos este gran humillarse de Dios; cuanto más lo medito… (D. 182).
Y de repente, en este lugar, Santa Faustina dejó de escribir. No terminó este fragmento. ¿Por qué? No sabemos, pero que esto nos sirva de invitación para que añadamos nuestra reflexión, nuestra experiencia al meditar sobre el Misterio de Dios, que por amor a mí se hizo Hombre. Cuanto más medito la misericordia de Dios en la Encarnación, mejor entiendo la razón por la cual Dios vino a la Tierra, cuanto más trato de conocer en qué condiciones nació el Creador del Universo, profundizo más en su indefensión –la de Aquel que es la Fuerza y el Poder–, cuanto más…
¿Cómo vivir esta Navidad, para que no sea, como siempre, sino MÁS…? Justo como Santa Faustina:
- unirse estrechamente con la Madre de Dios, es decir, meditar lo que Ella sintió, lo que María experimentó mientras buscaba un lugar digno para el nacimiento de su Hijo y adorar con su corazón la Misericordia Encarnada.
- durante la oración, compartir espiritualmente la oblea con aquellos que están lejos y a quienes echamos de menos y pedirle a la Madre de Dios las gracias que necesiten.
- durante la Misa de medianoche, esforzarse por tener silencio interior y considerar cuánto Dios se ha humillado por amor a mí.
- durante la Navidad, agradecer a Dios por su misericordia y humildad, mostrando amor a todos los que conozco y perdón a aquellos que me han ofendido.
Que llenemos este tiempo bendito de Navidad con nuestro amor y con la meditación del misterio de la Encarnación de Dios.