En la sexta semana de Cuaresma, estás invitado a reflexionar sobre cómo vives … Sobre lo que llevas en tu corazón, cómo reacciona ante el sufrimiento de los demás…
Tu corazón realiza al menos 60 latidos por minuto, gracias a lo cual la sangre llega a todos los órganos y puedes vivir con normalidad. Por otro lado, cuando escuchas que alguien cercano a ti está enfermo y no puedes evitarlo, dices que te duele el corazón. Es un hervidero de vida, sentimientos, amor y bondad. Porque tienes un buen corazón otros pueden contar contigo. Desafortunadamente, hay momentos en que te comportas como si tuvieras un corazón de piedra. No te conmueve ver la miseria humana, eres frío e insensible, como si algo en ti hubiera muerto… ¿Cómo es tu corazón? ¿A qué ritmo late?
¿En quién descansa tu corazón? ¿Encuentras una fuente de alivio en Dios en los tiempos difíciles? Jesús le dijo a Santa Faustina: “Mi Corazón esta colmado de gran misericordia para las almas… Si pudieran comprender que Yo soy para ellas el mejor Padre, que para ellas de Mi Corazón ha brotado Sangre y Agua como de una fuente desbordante de misericordia (D. 367). Así es el corazón de Dios, en Él hay lugar para todos…
En Semana Santa, mira el corazón de Jesús perforado por la lanza y extrae de Él fortaleza y vida para ti. Solo con su ayuda puedes amar en el sufrimiento. Solo con su ayuda todos encontrarán un lugar en tu corazón. Escucha el deseo de Jesús crucificado: “Deseo que tu corazón sea formado a semejanza de Mi Corazón misericordioso. Debes ser impregnada completamente de Mi misericordia” (D. 167).
Cada vez que lleguen a tus labios palabras de queja y rechazo repite: “Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerrare en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí” (D. 163).
¡Ánimo!