Cara a cara con..

El tiempo de Cuaresma es un tiempo de oración y reflexión sobre la propia vida. Es hora de ponerse ante la verdad. ¡La primera verdad que debo tener en cuenta es que Dios me ama con amor infinito e incondicional y Su amor por mí nunca cambiará!

Solo cuando me encuentro «cara a cara» con el amor de Dios puedo mirarme a mí mismo y mi vida con toda verdad. Hay mucho bien y belleza en mí, pero también muchas debilidades y pecados… Mirando mi imperfección, no debo apartar mis ojos del amor de Dios, de Su misericordia, de Jesús, que murió en la cruz por todos mis pecados y ya me ha perdonado.

Santa Faustina escribió: “El conocimiento de mi miseria me permite conocer al mismo tiempo el abismo de Tu misericordia. En mi vida interior, con un ojo miro hacia el abismo de miseria y de bajeza que soy yo, y con el otro hacia el abismo de Tu misericordia, oh Dios” (D.56).

Cuando miro la imagen de Jesús Misericordioso y veo su mirada misericordiosa y llena de perdón, puedo aprender a mirarme a mí mismo y a otras personas de la misma manera.

Dado que Dios, que me sondea y conoce toda la verdad sobre mí, Dios que es «tres veces santo y siente aversión por el menor pecado» (cf. Diario 1728), me ama y incesantemente me abraza con  su misericordia, ¿tengo alguna razón para no amar al prójimo y no mirarlos con amor?

“Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla” (Dz. 163).

¡Estar cara a cara con otra persona que piensa, ve, siente de manera diferente a mí, que me lastima, y mirarla con amor, no es fácil! Que este sea un desafío y una tarea para cada uno de nosotros durante esta primera semana de Cuaresma.

¡Ánimo!